El Club
de los Onironautas


CURACIÓN POR LOS SUEÑOS (ONIROTERAPIA)


Soñar es un sistema curativo en sí mismo. Y, además, puede potenciarse aún más. Algo que ha sido utilizado en diversas formas desde los más remotos tiempos. Vamos a explicar algunas de las claves fundamentales para curar a través de los sueños.

LA FUNCIÓN TERAPÉUTICA DEL SUEÑO

Si aceptásemos que la mayor parte de las enfermedades tienen un origen (más cercano o más remoto) en el entramado psíquico del individuo tendríamos que reconocer también que los sueños obran como una magnífica catarsis.

Para contribuir a la curación del cuerpo no basta con descansar. Hay que dormir y soñar. Normalmente, durante una enfermedad los sueños son más intensos, vividos e impactantes. A veces parecen especialmente confusos, raros y surrealistas. Pero igual que el cuerpo, ante la enfermedad, siempre busca la manera de resolver el conflicto (lo consiga o no) los sueños siempre buscan también la manera de resolver el conflicto original.

Por eso es importante no interferir. Hay que dormir y dejar que "Morfeo" ponga en escena todos los factores que, exhibiéndose, ordenándose y llevando a efecto todas sus oníricas consecuencias den como resultado un estado psíquico diferente.

Soñar es curarse.

Y, por tanto, la mejor actitud frente a la enfermedad aguda es dormir y dejar que el sueño haga su trabajo.


POTENCIANDO LA CAPACIDAD CURATIVA DEL SUEÑO

Usar el poder del mundo onírico para curar es posible desde dos enfoques distintos:

1. La persona capaz de mantener la lucidez en los sueños tiene a su disposición un potente arsenal de potencialidades o "poderes" curativos que puede usar a voluntad.

2. La persona que no mantiene la lucidez en los sueños puede, de todas formas, utilizar el mundo onírico como medio de curación.

Me referiré, a continuación, a los medios que pueden utilizar las personas sin lucidez en los sueños.


SUEÑOS INCUBADOS

Con este término nos referimos a los sueños que son "preparados" de antemano para que se orienten a una finalidad concreta.

Como dije, desde los tiempos más arcaicos se han realizado prácticas de este tipo, habitualmente asociadas a diversos rituales mágico-religiosos o en el perímetro de ciertos lugares sagrados o templos.

En realidad, incubar un sueño es fácil si la persona encuentra un asidero de confianza. Quiero decir si la persona tiene algún tipo de fe en alguna suerte de poder superior capaz de propiciar el acto curativo.

De ahí que conozcamos que tales prácticas se realizaban, por ejemplo, en los templos dedicados a Esculapio en la antigua grecia. O, con otros fines distintos a la curación, en templos dedicados a otras deidades.

Ciertamente la utilización de imágenes o entornos sagrados ha sido siempre una llave poderosa para relacionar al individuo con el mundo mágico o sobrenatural. En suma, para abrir la puerta de las potencialidades del subconsciente.

Cuando hablo del subconsciente no quiero limitarme a una especie de espacio cerrado individual en la mente o el cerebro de cada cual. Es posible que el subconsciente sea un espacio tan real como lo es el espacio físico para todo el mundo. Quienes nos dedicamos a mantener la lucidez durante el sueño acumulamos evidencias de que eso que llamamos subconsciente es un espacio compartido (véase, por ejemplo, COMO NACIÓ EL CLUB DE LOS ONIRONAUTAS). El subconsciente es un medio ideoplástico o mágico posiblemente equivalente a lo que denominamos mundo o espacio onírico. No quiero negar que hay parcelas del subconsciente que nos afectan directamente y en las cuales habitan nuestros recuerdos y nuestras ideas. Pero tambpoco quiero necesariamente limitarlo.

Digo que las imágenes sagradas han sido llaves para abrir voluntariamente las puertas del subconsciente.

Tampoco descarto que esas imágenes sagradas no tengan entidad propia. Pudieran representar realidades tangibles del subconsciente colectivo. Lo cual sería un argumento a favor de un Universo viviente en el que los dioses y diosas de todas las culturas representan "principios inteligentes" o "principios activos".

En fin, que una persona puede concentrar su atención e interés en alguna de las imágenes que hemos elaborado de tales principios (llámese Esculapio, Arcangel Rafael, Camatzot, Virgen del Cármen, Cristo, Serapis, Ganesha o cualquiera de las muchas representaciones posibles de tal o cual principio activo potencialmente curativo).

Me consta que esos principios activos curativos existen en nuestro universo onírico. Por esa razón ya citamos aquí hasta un medio para establecer un vínculo o hacer una petición por medio de una carta al templo de Alden.

Claro que también serviría elegir cualquier otra "llave" o símbolo de un principio activo curativo que nos inspire confianza y centrar nuestra atención en él durante algunos minutos antes de entregarnos al sueño.

Eso, direis algunos, es lo que las personas religiosas llaman rezar. Y tendréis razón salvo que es necesario hacer ciertas aclaraciones.

Entiendo que rezar es un método por el que se intenta establecer una comunicación telepática con algún principio inteligente "superior". En un sueño lúcido esta comunicación es especialmente sencilla. Lo que ocurre es que hay muchas maneras de considerar lo que es rezar y muchas de ellas no son más que una charla emotiva con nosotros mismos o un derroche de palabrería mezclada con emociones ligadas a la auto-compasión.

Pocas personas saben utilizar emociones positivas ligadas a la imaginación que es la fórmula matemática necesaria para establecer una comunicación telepática con aquello que nos interese. Como digo, en el marco de un sueño lúcido esto es sencillo. Para hacerlo fuera del mundo de los sueños es necesario entrenarse.

Veamos los pasos:

- Elegimos una imagen simbólica representativa de aquel principio activo curativo al que queremos dirigirnos.

- Nuestra mente debe estar tranquila y muy serena.

- Ponemos en juego emociones positivas, esto es emociones de fe, confianza, tranquilidad y optimismo. Me viene a la memoria una frase de alguno de los evangelios cristianos que me parece una clave formidable para entender esto: "Por eso os digo que todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas."

- Podríamos hablar, si, como si estuvieramos frente a ese principio activo curativo y exponer claramente y sin repeticiones absurdas ni actos de sumisión idiotas lo que estamos buscando. [Aquí, en cuanto a los rituales mágico-religiosos, las personas han utilizado los viejos métodos de tener una imagen física, poner incienso, encender velitas y todo eso. Son medios simples aunque interesantes para potenciar las emociones positivas y la imaginación]

- Imaginación: esto es muy importante, más que los discursos. Imaginad claramente el resultado de lo que esperais. No importa que la imaginación sea exacta (no es necesario conocimiento anatómico universitario para imaginar el resultado de una curación). La imaginación se liga directamente al punto de la emoción positiva.

- Agradecimiento: otra emoción positiva, nos sentimos agradecidos por acceder a este medio y a los resultados que esperamos confiadamente poner en marcha.

Como veis, no me valen aquí golpes de pecho, lagrimones, arrastrase por el suelo para pedir favores, repetir incesamentemente por favor, por favor, por favor, por favor.... o cosas así.

Es algo sencillo.

Luego nos sumergimos en el mundo onírico con esa confianza de que todo va a ir de la mejor manera. Y, naturalmente, concedámosle a los sueños el valor debido. Tened el ánimo de recordarlos, apuntarlos incluso... como cuando vais a una clase de una materia que sabeis va a entrar en un exámen y tomais apuntes.


COMUNICÁNDOSE CON EL CUERPO

Para no llenar esto con cosas que ya están escritas os voy a remitir a un magnífico artículo que forma parte de un libro: CLAVES PARA COMUNICARSE CON EL CUERPO.

Y voy a añadir algo más que os permitirá hacer que en el mundo onírico se refuerce y prosiga la iniciativa de curación:

La práctica de visualización que explica ese artículo se puede realizar por la mañana. O un par de veces al día. Pero cada vez que la hagamos procuraremos tener un pañuelo impregnado de algún perfume que nos guste y nos inspire. Puede ser cualquier perfume agradable pero más bien fuerte. Podría ser algún aceite esencial. Por ejemplo, para curar asuntos relacionados con estados psíquicos, hábitos que queramos evitar, tristeza, etc... podríamos usar un buen aceite esencial de rosas. Para enfermedades del aparato respiratorio aceite esencial de eucalipto o de tomillo, etc... Bueno, no voy a hacer aquí un tratado de aromaterapia. Basta con que sea un perfume intenso y agradable.

Mientras hacemos la práctica de visualización debemos oler el pañuelo con el perfume.

Al irnos a dormir por la noche volvemos a impregnar el pañuelo con el perfume y lo dejamos a un lado de la almohada. De esta forma, cada vez que (ya durmiendo) volvamos a olerlo se pondrán en marcha las asociaciones pertinentes y las acciones curativas que hemos visualizado.

Naturalmente quien puede mantener la lucidez en los sueños basta con que lo recuerde y realice las acciones visualizadas desde el mundo onírico. La ventaja de la lucidez es inmensa porque se pueden realizar acciones sobre la marcha y descubrir muchas cosas interesantes.

Es una forma de auto-curación extraordinariamente efectiva. Una persona lúcida en sus sueños también puede realizar esta experiencia con otras personas. Y esto nos lleva nuevamente al asunto de la posibilidad de que haya personas que trabajan como médicos en el mundo onírico. Los cuales serían en algún grado un "principio activo curativo" o "principio inteligente curativo".

Como dijera Shakespeare: "Hay más cosas en el cielo y en la tierra, que todas las que pueda soñar tu filosofía".

Desde luego, explorar el mundo onírico puede ser de todo menos aburrido.

Que os sea provechoso.

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