La auténtica y extraordinaria historia de su fundación.
"Es un remedio (el sueño) que se obtiene sin nada a cambio, sin médicos ni brujería". (Goethe, Fausto.)
En mayo de 1983 un grupo de amigos y amigas estábamos
profundamente interesados (tal vez como tú) en el apasionante
mundo de los sueños. Nos preguntábamos si sería
posible vivir la experiencia onírica a voluntad,
lúcidamente.
Un día decidimos, si era posible, soñar con un
determinado lugar. Era el 27 de mayo y quedamos citados en la Plaza del
Obradoiro, en las escaleras de la catedral de Santiago de Compostela
(España). Esa noche nos retiramos a dormir con la natural
impaciencia. Cabe destacar que no teníamos ideas preconcebidas,
fuertemente arraigadas, acerca de lo que era en sí la
experiencia del sueño.
En el caso personal del que escribe, esa noche soñe que me
encontraba en la ciudad de La Coruña (donde vivía en
aquel entonces), justo en la avenida de Linares Rivas. Recuerdo que me
sentía flotar a unos escasos dos metros del asfalto y recordaba
perfectamente la cita que habíamos establecido. Toda mi
preocupación era llegar al destino preestablecido que distaba
(en espacio real) unos 60 kilómetros de donde estaba.
Me preguntaba como llegar hasta allí y no se me ocurrió
otra cosa que seguir la carretera como si fuera en automóvil.
Estaba un poco intranquilo pues en el sueño suceden tantas cosas
que temía que, en cualquier momento, me olvidara de mi objetivo.
Por eso decidí concentrarme en la carretera y avanzar (flotando
en el aire) con la vista fija en ella, para no perderme
Me dió la sensación de que habían transcurrido
bastantes minutos y tan sólo había avanzado un corto
trecho. Recuerdo que avanzaba por la avenida Alfonso Molina y ya
enfilaba por la carretera antigua, la que pasa cerca del aeropuerto.
Fue entonces cuando me asaltaban pensamientos inquietantes: a esa
velocidad, antes de que llegase a Santiago ya tendría que
despertarme, tal vez emplearía toda la noche sólo en el
viaje...
Y fue en ese momento cuando la visión del asfalto
desapareció, casi sin darme cuenta y en mi campo visual
aparecieron unos adoquines o piedras que me eran muy familiares. Cuando
levantée la vista del suelo observé con alegría
que me encontraba en mi punto de destino. Allí estaba la
imponente catedral, el Hostal de los Reyes Católicos... en fin,
la Plaza del Obradoiro con toda su belleza.
Me dirigí a las escalinatas y, con cierto asombro, me
encontré con cinco de las nueve personas (aparte de mi) que
habíamos quedado citadas. Esperamos un poco pero no se
presentó nadie más.
La experiencia fue magnífica e imposible de olvidar. Hablamos de
muchas cosas. Exploramos la catedral: sus torres, sótanos y
recovecos... muchas cosas que siempre habían despertado nuestra
curiosidad. Incluso conversamos con otras personas que no
conocíamos y que se encontraban por allí. Pero esto nos
aparta demasiado del asunto principal
Puedes imaginarte la natural excitación e impaciencia que
sentíamos al día siguiente. Las horas se nos hicieron muy
largas hasta el momento de la tarde en que, libres de otras
obligaciones, nos reunimos para compartir nuestras experiencias.
El punto exacto en que se puede decir que nacióo nuestro
onírico club fue cuando comprobamos que todos los que estuvimos
en esa inusual cita RECORDÁBAMOS EXACTAMENTE LO MISMO. Pudimos
rememorar las conversaciones exactamente igual que si hubiesemos hecho
esa excursión en carne y hueso. Recordamos los sitios que
exploramos y todos los comentarios. Sólo uno de los
participantes tenía un recuerdo parcial por (supuestamente)
haberse levantado muy deprisa por la mañana.
Fascinante, ¿?. Acertarás si supones que a partir de ese
instante todas nuestras teorías (universitarias, personales,
etc...) dejaron de sustentarse por sí mismas. Desde entonces (y
a pesar que en el camino de la vida hemos seguido rumbos muy distintos)
decidimos consagrarnos al estudio y exploración de esa parte de
nuestra vida tan importante.
Continuamos reuniéndonos periodicamente en el mundo
onírico. Hemos descubierto que ese universo (tan nuestro) esta
habitado por gentes muy interesantes y abarca mundos, universos,
regiones y lugares realmente dignos de ser conocidos. Por otra parte
nos permite explorar nuestro propio mundo interior y, definitivamente,
reirnos de la vida brindando con la hermana mayor del sueño que,
según los antiguos griegos, es la muerte. Nuestra vida se ha
enriquecido, hemos crecido en inteligencia, creatividad y sentido del
humor. Todo gracias a un mundo maravilloso que muchos se empeñan
en ignorar.
Esta web recoge algo de ese mundo para compartirlo con todos aquellas
mujeres y hombres que estén interesados. El Club de los
Sueños no tiene entidad física, no persigue finalidad
lucrativa alguna y no depende de ninguna institución. Nos une la
solidaridad, la tolerancia, el respeto y un mundo nuevo en el que
reivindicamos nuestro derecho de ciudadanía.
A todos los que navegais por estas páginas: SALUDOS. Esperamos
que podais encontrar lo que buscais. Esta web no sigue un orden
determinado. Busca, lee y aplica lo que te interese... pero sobre todo:
SE FELIZ.
Te lo deseamos de todo corazón: Los ONIRONAUTAS.
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