Técnicas imprescindibles para cambiar positivamente tu vida
"Somos un poco más nosotros mismos durante el sueño; el sopor del cuerpo no parece sino que sea el despertar del alma. Representa la ligazón de los sentidos, pero también la libertad de la razón; nuestras concepciones, al despertar, no alcanzan a las fantasías de nuestro sueño".  (Thomas Browne, Religio Medici)
Es muy importante que aprendas a relajar tu cuerpo y tu mente. Cuando el cuerpo está tranquilo, libre de tensiones innecesarias, puede trabajar mucho mejor y sin un grave dispendio de energía. La relajación es un estado de ausencia de tensiones.
Es fácil de aprender porque en realidad, relajar el cuerpo, no requiere el menor esfuerzo sino todo lo contrario. Queremos decir que el arte de relajarse es, sencillamente, comprender que cuando queremos descansar toda tensión muscular es inútil.
Para formarse una imagen de lo que es relajarse conviene que tires un abrigo o un vestido sobre tu cama. Obsérvalo al caer y mira como queda sobre el colchón tal como cayó, sin realizar el menor esfuerzo para sostenerse. ¿Te has quedado con la imagen?.
Cuando trates de descansar tu cuerpo sobre la cama o en un sofá imagina que es el abrigo o el vestido. Abandónate al mullido encanto del colchón o del almohadillado de tu sillón.
Muchas personas piensan que es difícil relajarse. Viven en continua tensión y, por otra parte, ni en la escuela, ni en casa, ni en la universidad nos enseñaron la manera de hacerlo. Así no es extraño la enorme cantidad de dolores y malestares que acumulamos con los años.
Hay ciertas personas que les da, literalmente, pánico relajarse. Hemos estudiado a tales personas. Cuando duermen sus cuerpos parecen tablas. En general, no descansan bien y están llenas de preocupaciones y dolencias diversas. ¿por qu é les da miedo lo que debería ser una sensación enormemente gratificante y placentera?. Porque se han formado un programa mental que identifica la quietud y la relajación con la muerte. Si, así es, aunque te parezca ridículo. Sienten l a compulsiva necesidad de sentir sus cuerpos y les parece que relajarse es abandonar su organismo. Tienen miedo hasta de dormir. Son casos patológicos y es difícil ayudar a estas personas porque no desean pensar de otra manera.
La relajación es agradable, placentera, gratificante y sinónimo de descanso y bienestar. Para ti es muy importante porque un cuerpo relajado puede funcionar mejor, recuperarse, armonizarse y curarse. No existe estado más propicio para la curación del cuerpo, el descanso y la investigación onírica que la tranquila relajación. Por eso vamos a ayudarte a relajar. Pronto tendrás la satisfacción de haber dado un paso más en aras de tu equilibrio físico y psíquico.
No te olvides: relajarse es abandonar hasta la intención de hacer algún esfuerzo físico. Para relajarse simplemente hay que hacer NADA. Piensa en el abrigo o el vestido.
Te sugeriremos que observes, estos días, cómo caminas, cómo te sientas, cómo trabajas. Trata de darte cuenta de la cantidad de músculos que utilizas innecesariamente. ¿Sabes la cantidad de energía que de sperdiciamos cada día en tensiones musculares inútiles?, ¿podrás hacerte una idea de lo que tu cuerpo podría conseguir si pudiera utilizar esa energía para algo útil?. Conviértete en observador de tu propio cuerpo. Detecta las fugas de energía. Trata de hacer las actividades cotidianas usando sólo los músculos necesarios.
RELAJÁNDOSE... escena 1, toma 1... ¡ACCIÓN!
Ahora realizarás tu primer ejercicio sentado en un agradable sillón. Pónte cómodo y cierra los ojos. Presta atención a tu cara. Normalmente, el que relaja su cara podrá relajar todo su cuerpo. Por eso vamos a fijarnos en la tensiones que acumulamos en la cara. Haz todos los gestos y carantoñas que se te ocurran. Cuando hayas movilizado todos los músculos de la cara pon tus dos manos sobre ella y siente como este acto te tranquiliza. Respira hondo, suavemente. Deja tus manos caer sobre el regazo e imagina que tu cara es de goma. La tensión se va disipando y se borran las arrugas, se estiran los músculos por efecto de la gravedad. La expresión forzada de la cara se difumina, se borra... hasta que sien tas que toda la tensión de tu cara ha desaparecido. Ahora tu rostro ha rejuvenecido, está sereno, tranquilo y esa paz la sientes por todo el cuerpo.
LA SONRISA DE LA PAZ
Cuando tu cara esté relajada pondrás en práctica una experiencia que te proporcionará una sensación especialmente placentera. Con los ojos cerrados moverás ligeramente los músculos que nos hacen adoptar el gesto de la sonrisa. Sonríe ligeramente, aunque no tengas ganas. Cuando hayas formado en tu rostro una sonrisa, respira hondo para que tu sonrisa inunda todo tu cuerpo y baña todas sus células. Respira tres veces llenando cada parte de tu cuerpo con esa sonrisa. Si lo haces no necesitarás que te demos ninguna explicación más. Ese será nuestro secreto.
TRUCOS PARA APRENDER A RELAJARSE
Te vamos a explicar unas cuantas técnicas para aprender a relajarse. Posiblemente alguna te parezca más interesante que las otras o se adapte mejor a tu carácter. Experimenta con ella; cuando sepas relajar tu cuerpo no precisarás de ningún tipo de ejercicio especial. Para aprender a relajarse no es necesario un tiempo definido de aprendizaje. Puedes saber cómo de manera inmediata. Cuando te des cuenta de lo que te impide hacerlo, todo estará resuelto.
EJERCICIO 1: Acostado, sentado o como mejor te encuentres, comienza imaginando una energía de color azul, muy agradable, que envuelve tu cara. Esa energía envuelve tu rostro y penetra hacia adentro proporcionándote una gran sen sación de bienestar. Deja que esa energía azul relaje toda tu cara y tu cabeza. A continuación continúa imaginando esa energía envolviendo y penetrando cada parte de tu cuerpo: cuello, hombros , brazos, manos, pecho, espalda, abdomen... hasta los pies. Sig ue tu propio ritmo, no tienes prisa. Finalmente imagina todo tu cuerpo envuelto en esa relajante luz azul. Experimenta el descanso que te proporciona. Permanece en ese estado de relajación el tiempo que quieras. Nota como tu cuerpo se encuentra feliz y descansando .
EJERCICIO 2: Especial para imaginativos y juguetones. Imagina que tu cuerpo es una gran fábrica. En todo tu cuerpo trabajan frenéticamente miles y miles de enanitos. Ahora tú determinas que es tiempo de descansar. Decides que todos esos pequeños trabajadores han de abandonar sus puestos de trabajo para que tu fábrica repose. Empieza desde la cara y visualiza cada parte de tu cuerpo, como en el ejercicio anterior. Ordena a esos enanitos que se retiren, que dejen de trabajar y, a medida que lo h acen observa como tus músculos se relajan, las tensiones desaparecen. Puedes hacer que se reunan todos alrededor del ombligo donde unas naves espaciales llevarán a esos miles de obreros a sus casas, lejos de tu cuerpo. Si prefieres el transpo rte terrestre imagínalos abandonando tu cuerpo a pie o en los vehículos que quieras. Cuando se retiran de sus puestos de trabajo la fábrica (tu cuerpo) queda en paz, relajado, en silencio, en armonía.
EJERCICIO 3: Se trata de imaginar la circulación sanguinea. Una de las curiosas virtudes de la imaginación es que cuando dirigimos la atención a una parte de nuestro cuerpo la circulación sanguinea en ese area se increment a. Imagina tu cara y la sangre circulando por ella. Imagina cada una de las partes de tu cara (no tenemos prisa). Ve tus ojos, imagina como llega la sangre a ellos. Cuando lo hagas notarás un agradable calorcito y una sensación de relajación y descanso. Imagina parte por parte tu cuerpo viendo como circula la sangre entre cada músculo y cada órgano. Llega, así, a tus pies. Todo tu cuerpo estará relajado. Verifícalo. Si alguna parte se ha vuelto a tensar mientras tanto dedícale u n poquito de atención y problema resuelto. Ahora tu cuerpo descansa feliz.
EJERCICIO 4: En primer lugar corta unas pocas hebras de un ovillo de lana. Cuando tengas unas cuantas, de igual longitud, coge un extremo con una mano y el otro con la otra mano. Sitúa las hebras, tensas, en posición vertical. Ahora suéltalas por el lado que está abajo. Las hebras permanecerán colgadas desde la mano que las sujeta por arriba. Sólo que ahora parecen estar relajadas, ya no están tensas. Quédate con esta imagen. Realizarás el recorrido que te es familiar por todo tu cuerpo, desde la cara hasta los pies. Imaginarás que cada uno de los músculos que puedas identificar (no importa la precisión con que lo hagas) son hebras de lana. Están tensos. Suéltalos por uno de sus extremos como hiciste con la lana hasta verlos relajados. La imagen de las hebras musculares sueltas evocará el estado de relajación. Siente como se "sueltan" las fibras musculares de todo tu cuerpo. Permanece relajado unos minutos o todo el tiempo que quieras.
EJERCICIO 5: Este ejercicio se basa en un fenómeno fisiológico muy interesante. Tu sabes que todo tu cuerpo está cubierto de piel. La piel, a su vez, posee millones de pequeños poros que comunican el exterior con el interior. In icia tu recorrido desde la cara. Imagina que los poros de tu piel se hacen más y más grandes. La piel da de sí, se distiende, se afloja, los poros crecen y crecen. Cuando termines tu recorrido por el cuerpo parecerás (en tu imagi nación) una especie de queso gruyere. Un saco de piel cedida, floja, relajada. Naturalmente tu piel, en realidad no cederá ni un milímetro. Pero al imaginar esto actúas sobre las terminaciones nerviosas que van a producir el milagro de la relajación. Es fantás tico. Pruébalo. Luego piensa que el aire entra y sale por esos poros gigantescos como en una esponja. Imagina que respiras con cada uno de esos grandes poros y el aire circula por el interior de tu cuerpo. Experimentará una gratísima sensación de bienes tar.
Ahora ya tienes ideas para trabajar. Aprende a relajarte y nunca te arrepentirás de haberlo hecho.
UN PASO MÁS... RELAJA TU MENTE
Los ejercicios anteriores utilizan la atención y la imaginación. Cuando se realizan como un juego, una diversión más que una disciplina, hacen que nuestra mente se evada de las preocupaciones cotidianas que nos tensan, nos preocupan o desequilibran.
Cuando tu cuerpo esté relajado puede concentrar su atención en una buena música, una música relajante que previamente habrás elegido y puesto en tu equipo. Sumégete en la música como la abejita en la f lor. Deja que tu cuerpo y tu psique vibren con cada nota, con cada silencio. La música es una especie de don divino. Sana nuestro cuerpo y nuestra mente. Esta es la mejor práctica de relajación mental que te podemos sugerir. Imagina que la música penetra en ti por los pies, se expande por todo tu cuerpo, lo armoniza y sale en forma natural por cada poro de la piel. Comprende que el poder de la imaginación y la música hacen verdaderos milagros. La auténtica felicidad, a veces, está en las cosas a parentemente pequeñas.
Si no puede escuchar música (cosa rara si tienes un ordenador), contempla un bello cuadro, una lámina, dibujo, foto o pintura que te inspire agradables sentimientos. Mírala con los ojos abiertos y luego, alternativamente, con lo s ojos cerrados, sintiendo que los colores y la imagen penetran y bañan todo tu cuerpo.
Hay quien prefiere vocalizar, mentalmente, algún sonido elemental. Puedes utilizar el famoso OM hindú. Ocupa toda tu mente con este sonido mental alargando el sonido de sus letras, así: oooooooooooooooommmmmmmmmmmm. Deja que en todo tu cuerpo resuene esta sílaba. Observa todos los beneficios que puedes obtener con sólo unos minutos de práctica.
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