By Amado Nervo (1870 - 1919)
He olvidado un ensueño...
Tristemente sentado al borde de mi lecho, con ahínco penoso quisiera recordar lo que anoche he soñado. Fue un ensueño muy raro, muy bello y muy misterioso; mas, si pretendo asir sus telones flotantes, se vuelven gasas leves, después brumas distantes, y al fin se desvanecen en límite borroso. ¡Ay, mísero de mí, que un ensueño he olvidado! Poblaban deliciosas figuras de mujeres su tenue claroscuro... Una de ellas me ha amado: muy rubia, en cuyas dulces pupilas pensativas brillaba el imperioso designio de mi hado. Sus labios me dijeron cosas definitivas. ¿Cuales?... ¡Diera mi viejo corazón por poder acordarme de aquellas palabras de mujer! Heme, pues, vanamente despierto: ¡quién asiera los trémulos cendales de luz de la quimera que voló! ¡Qué me resta de mi obscuro pasado si ya perdí el tesoro más rico, si he olvidado el ensueño mejor que jamás he soñado!
(Escrita el 7 de Abril de 1918)
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