Por "Eulalia"
Es cierto "Los sueños, sueños son" como decía Calderón de la Barca, clásico de la Literatura Española, en su libro "La vida es sueño". Mucha gente me hace esta pregunta cuando les muestro mi interés por los sueños y suelo contestar parcialmente. Hoy me voy a tomar el tiempo de contestar de una forma más sistemática, aunque hablando siempre desde el campo de la experiencia personal.
1 Los sueños como indicador terapéutico
Hace muchos años, yo era joven todavía, vivía con mis padres en una situación muy difícil que ahora no viene al caso. Se estaba incubando en mí una neurosis de angustia pero yo no era consciente en absoluto. Acostumbraba a practicar meditación zen, retirándome algún fin de semana a lugares de montaña. Una Navidad, en esa circunstancia, tuve unas pesadillas horribles dónde el diablo me perseguía. Fue tanto el horror que sentí, que comprendí que allí pasaba algo a lo que debía prestar atención. En voz alta me di permiso para abrir "la Caja de Pandora" y así fue. Durante dos años atravesé una etapa de angustia, fobias y pesadillas increibles. Me negué a tomar fármacos y aceptando mi sufrimiento empecé a mirar objetivamente hacia el fondo de mi negrura. Poco a poco la metáfora del diablo fue transformándose en un mensaje más explícito, en el que se ponían de manifiesto las causas de mi terror, originadas por problemas graves de convivencia con mis padres y no por ningún maleficio. En la medida en que aceptaba mi dolor y cambiaba mi forma de vida, el sueño se clarificaba más y más. Han pasado los años y ahora puedo valorar la gran ayuda que representaron los sueños en mi curación. Fueron un fiel "termómetro" de mi situación interna y me permitieron atender y afrontar problemas urgentes que de otra manera hubieran acabado dañándome gravemente.
2 Los sueños como fuente de crecimiento personal
Si sigo un hilo conductor para mi exposición, prefiero elegir el que da Ken Wilber en su libro "Transformations of Consciousness". En el apartado anterior se podía hablar de patología prepersonal, mi problema era un problema neurótico. Allí era fundamental la construcción de la personalidad. Aquí quiero referirme a los sueños como "laboratorio de ensayo" de la persona y como vía para integrar al "centauro" mitad hombre, mitad animal. Siempre he sido un poco retrasada para las realidades más obvias de la existencia y fue en sueños como empecé a sentir deseo sexual. Mis primeros orgasmos fueron en sueños y también los más intensos. En mis primeras relaciones yo no sentía ese placer pero el poder sentirlo en sueños me demostró que también lo podía vivir en la vigilia. Otro regalo de mi mundo onírico ha sido el cantar. En muchos de mis sueños canto. En esos momentos la calidad y amplitud de mi voz son tan extraordinarias, que es un placer enorme oirme a mí misma. Recuerdo un sueño en el que yo cantaba en una catedral, y de forma armónica y complementaria se me iban uniendo otras personas, hasta que el coro global que formábamos era una sóla vibración sonora que llenaba todo el recinto. El placer indescriptible que ese sueño me proporcionó me ha hecho acercarme más a la música y el canto. Mi voz tiene ¡muchas más limitaciones que en el sueño! pero disfruto con esta actividad casi tanto como de noche. Otro aspecto positivo del mundo onírico es la posibilidad de jugar distintos roles o interactuar con familiares o amigos en formas alternativas. Dar la vuelta a relaciones de poder, pasando a ser el individuo dominante cuando de día eres el oprimido, es una experiencia liberadora que sirve de entrenamiento para la realidad. Yo solía tener un sueño en el que un amigo me impedía salir de su casa e irme. De hecho estaba sujeta a una relación opresiva de la que no me atrevía a escapar. De día decidí plantarle cara, decirle que me iba y salir por la puerta. Cuando volví a soñar con mi amigo, realicé mi plan. Mi excitación y sorpresa al ver que podía cambiar mi antiguo rol de sumisión eran tales, que en el momento en que yo salía por la puerta y él se oponía a que lo hiciera, mi sueño se transformó en un sueño lúcido. Pude salir y volar en la noche con una sensación de libertad inolvidable.
3 El sueño como contacto con lo mágico
Entrar en el campo de lo transpersonal es ampliar los límites de nuestra conciencia a un ámbito mucho mayor, donde nuestro yo no acaba en la piel. ¿Quién no ha tenido un sueño premonitorio? Todos hemos experimentado el "deja vu" de una situación. Rara es la persona que no puede contar alguna anécdota sobre este tema. En sueños las barreras del espacio y del tiempo son mucho más tenues. Una vez soñé que veía por televisión un terremoto en una isla del Egeo. A los dos dias, cuando ya había olvidado el sueño leí en las noticias que mi sueño había sido real y lo más sorprendente ¡dos horas después de soñarlo yo! Hay también personajes mágicos que aparecen en mis sueños desde hace años, por ejemplo "Las tres mujeres". A veces son tres cotorras, a veces ocas, a veces personas, pero siempre me guían y aconsejan. Yo no entro en analizar si son fruto de mi inconsciente o entidades angélicas, lo único que me importa es que con ellas canto, vuelo, me río y sus palabras estan llenas de verdad, gracia y sabiduría.
Los Toltecas tienen sugerencias valiosísimas para trabajar a niveles mágicos con los sueños y con la vigilia.
4 El sueño como vía iniciática
La gran pregunta de todas las tradiciones místicas que en el mundo han sido, se podría resumir en "¿Quién soy yo?", ese es el significado antiguo de la palabra koan. En Zen se recomienda seguir con la atención centrada en el koan o en la respiración, durante el sueño, y de hecho hay koans que son resueltos en él y koans que hablan de sueños iluminados. Stephen Laberge trata de este tema en sus libros, y desarrolla la forma de trabajar con sueños del sufismo y del budismo tibetano. ¿Quién soy yo?... Siendo el cuerpo físico no soy únicamente éste, siendo mis múltiples personajes, pensamientos y sentimientos no soy únicamente éstos... Estoy convencida de que el trabajo con sueños lúcidos, después de saciar nuestros deseos insatisfechos y nuestro afán de conocimiento y juego, puede ser un vehículo privilegiado hacia una comprensión más profunda de nuestro YO más auténtico.
A veces en mis sueños está Lo Inefable, está Eso que no tiene nombre, y siempre aparece como el Mar. Acabaré mi artículo con una cita de Al-Hallaj, un gran poeta y místico sufí: "Ve a decir a mis amigos que me he embarcado hacia el Gran Mar y que mi barca se rompe"
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