El Club
de los Onironautas

La Absoluta Realidad

El objetivo último del Club de los Onironautas ha sido siempre el estudio profundo de la Conciencia. La Conciencia es eso que sabe que está leyendo esto antes de que aparezca el primer pensamiento. Parece algo muy simple y, sin embargo, es el asunto más importante de todos y el único que puede anular la pregunta fundamental: ¿quién o que soy yo?

Se trata de una cuestión de identidad. Por tal motivo se escribió el que es, sin duda, el artículo más importante que se puede encontrar en este sitio web: no somos los pensamientos. En ese texto no se habla de que tampoco somos el cuerpo físico ni ningún otro cuerpo imaginado porque es algo que, entonces, parecía obvio. Y ahora debo subrayarlo: no somos el cuerpo físico, ni ningún cuerpo imaginado en sueños, ni ninguna cosa, ni ningún pensamiento por maravilloso que parezca. Somos únicamente esta simple Conciencia, silenciosa, atemporal, inmutable y completamente libre.

Si esta comprensión ocurre, todos los problemas están resueltos. Esa Conciencia que así se entiende a sí misma terminará fusionándose con su Fuente y esa fuente es la Nadidad que potencialmente es la Totalidad de cuanto percibe y experimenta. No es posible apuntar con palabras esta verdad última: la Absoluta Realidad es Nada y potencialmente Todo.

La Conciencia aparece como ese espacio abierto y sereno en el primer instante del estado onírico (antes de desplegarse el escenario onírico) y también en el primer instante del estado de vigilia (antes de que aparezca el primer concepto, idea o pensamiento). Si la Conciencia aparece, con ella aparece el mundo y el mundo desaparece cuando ella desaparece o se disuelve en su Fuente. Con esto se señala que todo cuanto es posible percibir o experimentar ES esta Conciencia. Todo lo que hay es esta Conciencia y su deseo básico es ser y por ello se identifica primariamente con un cuerpo y luego, sintiéndose fragmentada y miserable, busca identificarse con todo aquello que crea que puede completarla. Así, en definitiva, TODO cuanto percibe y experimenta es un mero sueño que ocurre en ella. Todo cuanto es transitorio, aparece y desaparece, es irreal en contraposición a la Absoluta Realidad que es completamente atemporal y adimensional. Yo soy todo lo que es y da igual quién diga esta frase.

Por tanto, se han definido conceptualmente tres estados: vigilia, onírico y sueño profundo. En la vigilia la Conciencia permanece identificada con un cuerpo, un nombre y una seudobiografía. En el onírico, la Conciencia se identifica con cualquier otro cuerpo sutil aunque sigue siendo el escenario onírico mismo. En el sueño profundo, la mente (que no es más que pensamientos que aparecen en la Conciencia) parece ausente y con ella todo lo que es.

Repasemos conceptos: la Conciencia es esto que registra en silencio todas las experiencias- La Conciencia no es individual y la sensación de ser individuos separados no es más que el propio sueño de la Conciencia identificada con un cuerpo, un nombre y una historia. Los pensamientos, primero como ideas y luego como discursos encadenados ocurren espontaneamente o por las causas y efectos imaginarios o irreales que acontecen en el propio sueño. La idea clásica de que somos algo así como las olas del oceano de la Conciencia es bastante cercana a lo que ES. Cada ola puede sentirse única, pero no es más ni menos que el agua del océano. Lo que llamamos mente no son más que los pensamientos que aparecen en ella. Los pensamientos dependen de la Conciencia pero no así al reves, ya que Conciencia es todo lo que ES. Luego la mente es otro concepto totalmente irreal. Cuando la Conciencia se descubre a sí misma el mundo se ve como totalmente irreal, exactamente igual que se suele considerar respecto a los sueños que no son más que un holograma o una imaginería irreal que se proyecta EN la Conciencia. El sueño profundo es un estado de autoconciencia en la que solo se experimenta la Conciencia y nada más. Es el tercer estado posible y en él no existe ni una mínima porción de infelicidad. Cuando esta realización (o autopercepción) ocurre no hay más preguntas. La individualidad es tan solo un concepto derivado de la identificación de la Conciencia con su sueño. Si lo anterior se entiende la Conciencia se vuelve hacia su Fuente que no puede describirse con palabras ni ser englobada en concepto alguno. Porque la Verdad última o la Realidad Absoluta jamás puede ser percibida, estudiada o señalada ya que solo es posible serla. Y a eso, conceptualmente, se le puede llamar el cuarto estado.

Solo hay una Realidad Absoluta y nada más. Todo lo que hay no es más que esa NADA pretendiendo ser TODO esto. La Fuente potencial de Todo solo puede conocerse cuando aparentemente se fragmenta para crear casi infinitos puntos de vista. Pero Todo no es más que un sueño. Y, a veces, en ese sueño, un punto de vista, un aparente individuo, descubre el truco supremo para recuperar la cordura. En vez de creerse un pequeño individuo encerrado en un cuerpo y temiendo la muerte mientras busca maneras de pasar el tiempo y arrancar a bocados migajas de eternidad... por alguna extraña razón elige ser la Realidad Absoluta, eternamente sin límites. El individuo ya no existe más (nunca existió) porque solo es parte de un sueño, de un juego fascinante pero tan irreal como efímero. ¿Qué sentido tiene seguir soñando una vez que se ha descubierto el truco si somos la fuente misma de toda felicidad? El sueño continúa hasta que se agota el aceite de la lámpara que es este cuerpo físico pertinazmente soñado. Y en ese momento feliz la experiencia depende de la identidad que prevalece. Si eres el cuerpo, morirás (sea lo que sea que eso signifique para ti), si eres esta Nadidad que es la fuente de Todo, ¿cómo podrías nacer o morir?

Si con lo anterior has experimentado alguna resonancia en tu interior, seguirán apareciendo más conceptos similares en este canal: Feliz Nadidad. Si de todas formas prefieres entretenerte viendo lo que fue el Club de los Onironautas, adelante, pasa, pero recuerda que todo esto también es parte del sueño.